La tecnología, como el arte, es una actividad humana capaz de dar forma a la realidad y satisfacer nuestras necesidades esenciales. A través de su desarrollo, no solo transformamos el mundo que nos rodea, sino que también redefinimos lo que significa ser humano. En este proceso, la tecnología se convierte en un reflejo de nuestras aspiraciones, miedos y valores, influyendo en cómo interactuamos entre nosotros y con el entorno. Al igual que el arte, la tecnología tiene el poder de inspirar, desafiar y enriquecer nuestra existencia, aunque también nos enfrenta con dilemas éticos que debemos abordar con responsabilidad y conciencia.

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